martes, 19 de enero de 2010

La nuestra es otra gloria

“La nuestra es otra gloria”.
La sombra del pasado asomaba sus ojos por mi ventana.
Al pié de la cama y comiéndome la cabeza con oscuras especulaciones, encendí el televisor y me acosté, no tenía sentido estar acurrucado en una silla sin uñas que masticar. Había que ganar por tres, con lo que nos costaba hacer un gol, era para una hazaña.
Pensaba en el año ‘95, y las caras que vi en el centro esa noche, bajo la pantalla gigante del Pasaje Dardo Rocha, luego de que el Lobo de Timoteo perdiera 0 a 1 contra un Independiente de ocho defensores.
¿Otra vez como aquél entonces? A agachar la cabeza ante cualquier hostilidad y proteger al basurero contra uno mismo, con que lo único que tenemos es la gente, la pasión romántica de aquellos que luchan por causas perdidas, amor incondicional.
“La nuestra es otra gloria”, decía mi viejo en el ’84, cuando en el ascenso, a mis diez, desperté al mundo como tripero.
La gloria de volver de la muerte, gloria de unirnos en la adversidad, gloria de finales ganadas que no dan campeonatos, el festejo de un día cualquiera, como la tarde del 12 de julio de 2009.
Aún no sé explicarle a todo el que es ajeno a este sentimiento, cómo uno puede estar orgulloso de ser de Gimnasia. Es más que una actitud y una decisión, una tradición que se adopta y no te imponen. Nuestra historia es inaceptable para cualquiera que no puede empatizar con la banda azul al pecho, nuestro padecer sería inadmisible para otros corazones. Aquél primer tiempo de local contra la Crema colgaba todo tipo de suplicios a nuestras miradas con todo segundo que se despedía de nosotros. Momentos que hubieran sido de abandono para cualquier otro hincha, mutaciones a una voz cada vez más lobuna en un aliento incomparable. Ese es el orgullo tripero.
Y ahora a esperar el milagro después del único entretiempo que no fué descanso.
A los 20 suspiros del segundo round, Niell estaba al costado de la cancha poniéndose la 22 en el lomo después de meses, como un presagio. Siempre se puede, pero los segundos pasaban cada vez más rápido, como nuestros latidos en esta tarde
Mi cuerpo tendido, quebrándose de nervios en el colchón, veía desgajarse la esfera azul y blanca que era el mundo en ese instante del segundo tiempo, y mi alma entre miles sosteniéndola, empapelando las rajaduras y los agujeros con fotos viejas y húmedos recortes de diarios, en los pelotazos al área chica y el gol, la caricia de Alonso a todos los que empujábamos con la vista.
Los jugadores se miraban entre sí, como preguntando si se puede, arreando uno al otro, hasta llegar al arco rival, y entonces el árbitro pintó de rojo la cara del “Pampa” y la garganta de aquellos que contemplaban el sacrificio al borde del abismo.
No hay tiempo, nos vamos a la “B”. La pelota se pinchaba contra un muro de espinas en la defensa de Rafaela, un territorio que se parecía a un pantano inhóspito.
“La nuestra es otra gloria, la cruz y la resurrección, como el que volvió de entre los muertos”, decía golpeando la mesa mi viejo.
El equipo se movía y ponía, pensando con el corazón, y a los rivales les temblaban las piernas. La pasión del loberío se hacía sentir. Fue ahí que Aued, faltando nada, lanzó un centro al área, la pelota escribió en el aire canciones desesperadas, sobrepasando planetas y llegando a la cabeza de Niell, y, como cuando un niño suelta un globo para verlo perderse entre las nubes, el gol se hizo realidad, y fue el puño cerrado, los dientes apretados y un grito furioso, lejos del alivio, pero más cerca de la ansiedad de saber que la salvación era posible.
“La nuestra es otra gloria”.
Una gloria del que vuelve de la muerte.
Una gloria única, escrita con G de Gimnasia, con una G en espiral, una G lanzada al frente por Cuevitas, Lobos, Odriozola o Carrió, y cabeceada por todos nosotros con el cuerpo de Niell, otra vez.
¡GOL! Y fue la puteada al aire, y repetirlo. Un solo grito desde las entrañas a la ventana de un salto. El viento que se fué con mi voz y la de otros. Las lágrimas y mirar a mi viejo, y llorar afónicos en un abrazo de otro plano de existencia.
“¡La nuestra es otra gloria!”, escuché a mi padre.
“Pero papá, ¡vos estás muerto!”, mientras reía de felicidad.
Mi viejo me miró sonriendo, agrandó los ojos y gritó: “¡VAMO’ GINASIA!”.

Claudio Siadore

lunes, 18 de enero de 2010

El día que Alvarito se hizo tripero

Ya terminaba el 9 de julio, día nefasto para la tribu gimnasista, volvíamos de Rafaela, con un amigo oriundo de Dolores, haciendo promesas casi imposibles de cumplir, llenos de dolor y ya pensando en lo peor.

Fueron pasando los kilómetros hasta que le digo: “Aco, todavía tenemos el plan B (irónicamente)”, cual es Guille?, -me respondió-, “El domingo lo tenemos que traer, a mi primo, Alvarito, este campeonato el nunca perdió, es lo único que nos puede salvar”; Sin pensarlo mucho me dijo: “Le hago servicio de puerta a puerta, con tal de que se cumpla el milagro”

Los días de espera eran interminables, ya teníamos todo preparado, pero el domingo no llegaba, todo el tiempo nos mandamos mensajes entre triperos, dándonos fuerza, ese apoyo incondicional que estuvo siempre, ahora se hacia notar mas que nunca, la familia tripera estaba unida, todos tirábamos para el mismo lado, todos creíamos en la hazaña, mas allá de las cargadas constantes de los últimos días, sabíamos que se podía, la hazaña era posible, un día la suerte tenia que estar de nuestro lado.

Y si llego, llego el tan ansiado domingo parecía que jugábamos la final del mundo, ese día los triperos no dormimos, esperábamos eufóricos que comience el partido.
Aco, paso por casa al horario pactado, mi primo y yo lo estábamos esperando, ya no confiaba en ninguna cabala, no lleve bandera, ni ese buzo amarillo que me caracterizaba, solo lo lleve a Alvarito, que además de mi primo, era mi amigo y sabia lo que significaba este momento para mi, por eso no fallo.

La Ruta 2, era mas larga que nunca, el trayecto Dolores-La Plata, no se terminaba mas, quería llegar ya, necesitaba vivir el ambiente en el bosque, me tenia que abrazar con mi padrino nacho, levantar la cabeza y pedirle al cielo que por favor nos de una oportunidad mas, en esta no íbamos a fallar.

Ya me había comunicado con mi gente, y nos estaban esperando en el Monumento al Bosque, todo era clima de fiesta, inclusive me anime a decirle a mi primo con toda la frialdad del mundo “Mira lo que esto!, imagínate si salimos campeones, y eso que hoy nos vamos al descenso”, se me mezclaban muchas cosas, ni yo sabia lo que decía, pero Alvarito, con toda la tranquilidad del mundo me respondió “quédate tranquilo que hoy nos salvamos”, no me quedo otra que mirarlo y seguir cantando “DE PENDEJO YO DEFIENDO TUS COLORES, SOS MI VIDA NUNCA TE VOY A DEJAR”.

Ya los hinchas no estábamos tan tranquilos necesitábamos que empiece ya el partido, entonces le digo a Nacho, mi padrino -¿Vamos a la Tribuna?- y me responde –No. Yo no voy a mirar el partido, me voy a quedar acá dando vueltas por la pileta-; me sorprendió de un tipo como el, que siempre siguió a gimnasia a todos lados, pero bueno, era su manera de vivir el partido mas importante de su vida, talvez.
Empezó el partido y se renovó la esperanza, sabíamos que lo podíamos ganar desde la tribuna, la presión la tenían ellos, nosotros solo jugábamos por el honor, y alentábamos por amor.

Los minutos pasaban, y no había respuestas, Gimnasia no era claro, Rafaela esperaba, y más de la mitad de La Plata sufría.

Entretiempo, la verdad imagine que mucha gente se iba a ir, ya estaba no había mucho mas para hacer, baje a hablar con nacho, le comente como había sido el partido, por que el no quiso ver nada, termine de decirle todo y me miro resignado, con lagrimas en lo ojos, que me dolieron como a nadie, por que fue el precursor de que yo forme parte de esta familia, y notaba que ya estaba entregado, pero Gimnasia no se entrega, el Lobo se agazapa, La Plata es Tripera y había que hacerlo notar, faltaba muchísimo y mi subconsciente creía en la hazaña.

Vuelvo a la tribuna, me abrazo con mi primo, y ya no hacia falta decir mas nada, había que creer, creer en Dios, en los jugadores, en Madelon, atrás quedaron los dirigentes nefastos, ya no había tiempo para lamentos, ahora había que actuar.

Empezó el segundo tiempo y la verdad no recuerdo casi nada, llegaban mensajes a mi celular, todas cargadas, Gimnasia estaba descendido; De repente se me da por abrir el teléfono y me llega un mensaje de un gran amigo hincha de Boca: “Antes de los 30 haces el primero, el resto vienen solos”, ya a esta altura no había nada que me haga feliz, pero ese mensaje me hizo sacar una sonrisa.

El partido cada vez era mas intenso, ya jugábamos con un jugador menos, pero de pronto la agarra “el pampa”, ese tipo que entro a jugar este partido como lo que es, como hincha, era su ultima oportunidad, tira un centro tibio, a los pies del “Tornado” Alonso, GOL! , la gente volvió a nacer, Gimnasia estaba vivo y no había con que darle, faltaban quince, yo me acordaba de ese mensaje que me había mandado mi amigo en el entretiempo, pero ambos equipos seguían errando goles, el lobo ya estaba con nueve, y ahora si había que alentar, me para arriba de todo, en el medio de la tribuna y me abrace con un señor, que no se quien es, que demás esta decir que nunca volví a ver, pero los dos cantábamos y cantábamos por el lobo, GOL! Se sintió, si, si el enano Niell, marco el descuento y estábamos a uno de la hazaña, a un gol de la gloria, volvieron las cabalas, ese señor que nunca volví a ver, que forma parte de mi familia, me prohibió moverme de donde estaba me agarro fuerte, y canto como nunca antes, eran gritos desgarradores, llorábamos, y todavía faltaba lo mejor, todavía faltaba ese premio que Dios nos debía, por ser incondicionales con el Lobo, por que nunca nos fuimos ni aun descendidos, nos quedamos hasta el final, por que gimnasia nos hizo conocer el amor verdadero, y ese premio llego al minuto 46 del segundo tiempo, yo todavía abrazado con ese señor, retumbo en toda la ciudad de la plata el aullido del lobo, por que gimnasia merecía ser de primera, el chiquito Niell, hizo el tercero cuando pensaban que gimnasia esta muerto.

El partido se terminaba y siento que alguien me toca la espalda con lagrimas en los ojos, no se si era la adrenalina del partido, la emoción, pero lo único que se que era mi primo, Alvarito, ese que llevamos por cabala, por que este año no había perdido nunca, ese día varios triperos y yo, dijimos “¿ALVA QUE TENES QUE HACER LA PRIMER FECHA?”

Guillermo Bautista Ibarra. Dolores

RECONOCIMIENTO

Este blog se generó en RECONOCIMIENTO a las personas que participaron del concurso literario para el libro de cuentos: "EL DIA QUE CAMBIAMOS LA HISTORIA".

Personas que transformaron su sentimiento en tinta azul y blanca...
Personas que, al enterarse del concurso, se sentaron inmediatamente frente al teclado, otros frente a su cuaderno de notas A4, otros simplemente se trasladaron al arco de la Tribuna de 60 para ver cómo podían describir en palabras aquella hazaña...
Personas que a pesar de la distancia sintieron como si estuvieran acá...
Personas que se ganaron un gran lugar en el corazón de nuestra organización...
para ellos este espacio...


Gracias por confiar en este proyecto...
Gracias por hacernos llorar, reir, soñar, revivir momentos únicos...
Gracias...
simplemente gracias...


A leer se ha dicho!