lunes, 3 de mayo de 2010

El día que la historia no pudo con el sentimiento

Es realmente increíble el sentimiento que tiene el hincha de Gimnasia por su club, porque su historia está llena de sufrimientos, de descensos, de partidos clave; y sin embargo la pasión por los colores que sienten los triperos hacen que no pesen los 122 años de historia del club; ya que llenamos las canchas, hacemos banderazos y hasta tenemos nuestro propio día, el 10 de diciembre.

Como ya mencioné anteriormente, la historia siempre nos jugó en contra más allá de haber logrado varios subcampeonatos y haber obtenido la Copa Centenario, pero fueron muchas más las veces en que sufrimos que en las que gozamos; y esto en el torneo clausura del 2009 (torneo de la primera mitad del año 2009) comenzó a cambiar ya que ganamos partidos clave en condición de visitante como por ejemplo, frente a Rosario Central, frente a San Martín de Tucumán y frente a Boca. Recuerdo el sufrimiento de los hinchas en esas fechas porque los equipos que estaban en las mismas circunstancias que nosotros habían ganado, por lo que nos presionaban a hacerlo también. En la ultima fecha de dicho torneo le ganamos a Gimnasia de Jujuy en condición de local y esto nos permitió jugar la promoción; y hubo un desahogo parcial podríamos decir, ya que todavía restaban jugar los dos partidos con Atlético de Rafaela.

Todavía recuerdo aquél jueves 9 de julio, día en que se jugó el partido de ida frente a los rafaelinos como visitante y perdimos tres a cero; donde el equipo jugó muy mal y además tenía que remontar un resultado abultado, era algo muy complicado; y a pesar de la esperanza que teníamos, estaba el lógico temor del descenso. Ese día vi el partido por televisión en lo de unos amigos, y la verdad es que volví muy mal a mi casa, muy desanimado y sin ganas de hacer algo; pero obviamente siempre con la esperanza de poder revertir esa situación, tenía la fe intacta.

El día domingo 12 de julio, fue un día que comenzó muy temprano, en donde los nervios y la ansiedad me invadían por completo; quería llegar lo antes posible al Estadio, no aguantaba estar en mi casa esperando el momento de partir hacia el Bosque. Se me viene a la memoria que ni siquiera pude almorzar de cómo me sentía.

A la cancha llegué una hora antes de que comience el partido, quería entrar a jugar y poder ayudar al Lobo en esta situación. Cuando vi salir al “Gato” Sessa a realizar los movimientos pre-competitivos aumentaron mis revoluciones y la ansiedad estaba por llegar a su tope máximo.

Durante el primer tiempo estuve intranquilo porque Gimnasia no estaba jugando bien y Atlético de Rafaela jugaba de contra, y de esta manera tuvo un par de ocasiones claras de gol; que de convertirlas podría haber terminado con la ilusión de quedarnos en primera división. El primer tiempo terminó empatado sin goles, y yo tenía la fe intacta de que nos salvábamos pero a la vez le temía a lo peor, el descenso. En el entretiempo, a mi alrededor, veía a las personas sin emitir un sólo vocablo, todos esperaban un milagro ya en ese momento.

En el segundo tiempo, los nervios aparecieron más que nunca, la fe me desbordaba pero los minutos pasaban y no podíamos hacer el primer gol de los tres que teníamos que convertir.

En el minuto 28 llegó el tan ansiado primer gol, el que podría llegar abrir el camino al milagro; y fue así que en dicho minuto el “Pampa” Sosa tiró un centro para que el “Tornado” Alonso la alcance a puntear y mande la pelota al fondo del arco. Este gol se gritó mucho, lo grité mucho; fue una especie de desahogo por como se venía dando el partido.

Luego siguieron pasando los minutos y nos faltaban dos goles, además había que sumarle las expulsiones de “Tete” González y del “Pampa” Sosa; y el tiempo pasaba pero los goles no aparecían, los nervios que tenía en ese momento era inexplicable, tenía un gran temor al descenso pero todos entendíamos que lo mejor que podíamos hacer era alentar al equipo y así lo hicimos.

Fue así cuando en el minuto 44, Aued tiró un centro pasado para que llegue Franco Niell y de esta manera se infle la red de gol. Fue un gol que lo grité nomás de tres segundos, porque sabía que faltaba un gol más y no nos quedaba mucho tiempo, para ese momento ya tenía los ojos con pequeñas lágrimas pero seguía alentando al Lobo, como cada uno de los hinchas que estábamos en el Estadio.

Lo mejor llegó en el minuto 46, cuando “Pipino” Cuevas tiró un centro pasado para que Franco Niell aparezca airándose de palomita y decretando de esa forma el tres a cero, resultado que nos alcanzaba para quedarnos en el fútbol grande de la Argentina. Creo que a nivel personal, fue el gol que más grité en mi vida, fue un desahogo de impotencia, de nervios, de todo lo que sufrimos los triperos durante toda la temporada.

Recuerdo que cuando vi a la pelota ingresar dentro del arco, grite el gol como nunca y al mismo tiempo lloraba, me abrasé con mis amigos Diego y Pablo; a quienes debo mencionar porque sufrieron mucho como yo, y como cada uno de los triperos.

Ese momento fue inexplicable, las caras de los hinchas que estaban a mi alrededor no me las voy a olvidar, ver a los chicos y personas grandes llorar, ver gente sentada en la tribuna porque no entendía nada de lo que pasaba, no entendíamos la locura que estaba sucediendo en ese momento. La llamo locura porque los triperos siempre sufrimos y estamos destinados a sufrir, pero el sufrimiento vivido ese día fue inigualable; solamente lo pueden explicar los triperos.

La salida de la cancha fue impresionante, todos cantando y algunos todavía con lágrimas en los ojos. La fiesta siguió en la tradicional esquina céntrica de la ciudad; y fue ahí donde concurrió en forma masiva la familia gimnasista, donde hubo cánticos y fuegos artificiales durante varias horas.

Ese día rompimos con la historia, porque el sentimiento y la pasión hicieron que nos quedáramos en primera, obviamente contamos con un plantel que en su mayoría eran triperos como los que estábamos en la tribuna y también hicieron posible que esto se pueda cumplir.

Es el día de hoy, en el que escucho aún el relato de los últimos 20 minutos del partido y se me pone la piel de gallina, y me acuerdo de esos momentos inolvidables.

Me siento orgulloso de ser hincha de Gimnasia, porque tenemos pasión, porque siempre alentamos al equipo en todas las canchas, estamos peleando el descenso y seguimos llenando las tribunas en condición de local y visitante; por eso digo: QUE LINDO ES SER DE GIMNASIA Y ESGRIMA LA PLATA.


Mauro Varela. La Plata.-

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