martes, 18 de mayo de 2010

El enano mas grande

No voy a dar muchos detalles del partido de visitante porque ningún tripero querría escucharlos, pero yo estaba en un cumpleaños escuchándolo por la radio. Cada gol del local era como si te dieran un tiro en la frente, lo peor. Terminó el partido, Gimnasia 0 – Atlético Rafaela 3; hasta que terminó el cumpleaños me comí la gastada de todos mis amigos diciéndome que nos íbamos a la “B”, ya no los aguantaba, pero como son mis amigos les perdono todo. Nos fuimos del cumpleaños, me tomé el micro y me volví a mi casa, llegué y parecía que estaba en un velorio. A los 5 minutos lo vi a mi viejo y empezamos a hablar del partido. Luego de un rato de charla le empecé a decir que teníamos que ir a la cancha a alentar al Lobo, el me decía que no quería ver a Gimnasia descendiendo, y yo lo seguía molestando con que me lleve a la cancha. El día antes del partido, mi viejo se levantó de buen humor, y cuando le repetí por milésima vez que había que ir a la cancha, me dijo: “bueno, después de comer vamos a sacar las entradas “; dicho y hecho, terminamos de comer y salimos para el Bosque a sacar las generales. Fuimos, hicimos la cola y las sacamos, ya teníamos las entradas y las guardé como si fueran oro.

A la mañana siguiente, el 12 de julio del 2009, me levanté, y lo primero que miré fue si las entradas estaban en su lugar. Estaban, las agarré y no las solté durante todo el día. Se hizo la hora del partido, nos preparamos y salimos para 60 y 118. Llegamos, bajamos del auto en la esquina del zoológico y empezamos la tradicional caminata de ahí hasta el monumento escuchando cada vez más fuerte los bombos que sonaban y a la gente cantando: “hoy le cuento al amargo, lo que es tener sentimiento…”. Mientras nos acercábamos al estadio, pasamos por la parrilla que hay en el camino.

Entramos del lado de la 60, ya que a mi viejo no le gusta ir del otro lado, pero bueno, no importaba eso, lo que importaba era ver a Gimnasia donde sea y como sea.

El estadio estaba repleto de gente, todos esperando la salida del equipo tripero, con los característicos globos (bolsas azules y blancos/as), como ya es costumbre en el Juan C. Zerillo. Cuando salió Gimnasia el estadio estalló en gritos, los globos volaron formando una bandera azul y blanca en el aire, también se desplegó la gran bandera en la tribuna que esta sobre la calle 60.

No aguantaba más, quería que empiece el partido, los nervios me estaban matando y se escuchó el pitazo del árbitro dando comienzo al juego .

Pasaba el tiempo y Gimnasia no llegaba al arco de la crema, tampoco Rafaela llegaba al arco tripero. Así terminó el primer tiempo, 0 a 0 y sin situaciones claras para ninguno de los dos equipos.

Los equipos se van al descanso, y vuelven con todas las ganas de ganar ese partido manteniendo a su amado Lobo en primera. Comienzan los 45 minutos finales del partido, pasaban los minutos y la gente se impacientaba, pero dejando la vida en los tablones (en mi caso , y creo que en el de muchos mas, además de la vida deje la voz, ya que a los pocos minutos de juego no tenia mas voz), alentando los 90 minutos sin parar. El partido se jugaba en la cancha del visitante. Leo Carol comenzó a meter mano en el equipo, sacando a los defensores y metiendo mas delanteros, dejando a Ariel Agüero como único defensor, ya que Rafaela se había tirado atrás, y mandando a todos los demás arriba a buscar el gol por medio de centros. Luli Aued y Juan Cuevas no paraban de desbordar y tirar centros, pero ninguno de estos terminaba en gol. Hasta que un centro del recién ingresado Roberto Sosa, complica al arquero visitante que hace cualquier cosa y le deja la pelota en los pies al tornado Diego Alonso metiendo el primer gol del partido. A los 36 minutos aproximadamente Gimnasia ganaba 1 a 0 y necesitaba un milagro para ganar el partido. El Lobo seguía intentando por arriba y no podía concretar, hasta que a los 45 o 46 minutos del segundo tiempo, Juan Cuevas tiró un centro pasado, y por detrás de todos los jugadores que había en el área llegó el enano Franco Niell, que también había ingresado en el segundo tiempo. En la tribuna nos moríamos, los más viejos empezaban a bajar y perfilarse para la puerta, porque no querían sufrir más. No me voy a olvidar más cuando un viejo pasó por al lado mío y dijo: “ya está, que lo terminen acá porque me muero de un infarto” y siguió su camino para hacia la puerta. El partido siguió con Gimnasia ganado por dos y bombardeando el área visitante, el partido se terminaba y Gimnasia se iba al descenso. La anteúltima jugada del partido, vi que Cuevas agarró la pelota y encaró para tirar un centro, como salieron a marcarlo enganchó para el medio, se perfiló para su pierna izquierda y sacó un centro pasado. Me quedé duro, como todo el estadio lo hizo, tanto locales como visitantes, tanto hinchas como dirigentes, todas las personas que estaban mirando ese partido se quedaron duros y callados esperando para ver en que terminaba ese centro. Y cuando parecía que la pelota se iba afuera vimos que por detrás de todos, como en el segundo gol aparecía el enano Niell metiendo una palomita sagrada que mandó al segundo palo del arquero. El estadio vibró de una manera impresionante, todos gritamos ese gol, no tarde ni diez segundos en largar un llanto, fue instantáneo al gol, se armó una avalancha encima de mí, todos caímos llorando y gritando ese gol que tanto esperábamos. Tirados en el suelo me abrasé a un flaco que estuvo atrás mío durante todo el partido, los dos llorando y gritando. Después de un rato encontré a mi viejo entre todo ese festejo, y nos abrazamos diciendo, “que mas le podemos pedir a Gimnasia?” , y cuando miré para el campo de juego vi a todo el banco de suplentes festejando adentro de la cancha y a los jugadores de Rafaela tirados en el suelo muertos por la desilusión por haber desperdiciado la chance de ascender a la primera división del fútbol argentino. Y después miré a la gente de Atlético y les dediqué un gran repertorio de insultos, descargándome toda la bronca. El partido se reanudó, Rafaela salió con todo, llegaron al área de Gimnasia y un jugador tripero hace una falta en la puerta del área. No se quien hizo la falta ni como fue, porque no llegué a ver nada desde donde estaba, creo que fue el momento mas sufrido de mi vida, fueron unos pocos segundos que se hicieron eternos. Se ejecutó el tiro libre y no vi bien que pasó, pero vi cuando la pelota se fue afuera y me alivié, el arbitro pitó el final del partido y el Bosque era puro festejo por parte del local y toda tristeza por parte del visitante. Apenas terminó el partido bajamos la bandera y seguimos cantando como lo hicimos todo el partido. Luego del grande festejo de los jugadores y cuerpo técnico, se vino el “ haka “, el baile neocelandés, pero protagonizado por los jugadores triperos, y encabezado por el “Tornado” Alonso, pero no lo vi bien porque los hicieron mirando para la tribuna que da al Bosque. Y luego los jugadores vinieron para nuestro lado, festejando todos juntos la gran victoria. Después los jugadores se fueron a los vestuarios y abrieron las puertas del Estadio tripero que estaban abiertas hace rato pero nadie se quería ir. Cuando salimos cantando “hay que vergüenza lo que me entere estudiantes que a esa hinchada la maneja un vigilante…” ahí nos encontramos con familiares y nos quedamos un ratito. Mientras esperábamos a un amigo de mi viejo que estaba con nosotros y habíamos perdido en el festejo del tercer gol, cuando lo encontramos nos sacamos una foto en el monumento con la filial marplatense “Lobos de Mar”, y después arrancamos para 7 y 50. Cuando llegamos estaba lleno de gente era una fiesta, todos cantando y alentando, y en un momento se vio que subido a los hombros de otro tipo estaba el “Pampa”, que vino a festejar como lo que es, un hincha enfermo por Gimnasia .

Cuando ya no quedaba nada de gente en 7 y 50, ya eran como las 12 de la noche nos tomamos el 307 y volvimos para Ensenada. Festejamos con mi vieja y mis hermanitos que no fueron a la cancha pero lo vieron y lo sufrieron más que todo por la televisión y después me fui a dormir de la mejor manera posible.

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