Desde ya quiero aclarar que mi deseo ya se cumplió, todavía pago mi promesa y recuerdo ese día todos los días.
Creo que todo el campeonato sumaba y re sumaba los números que nos hundían y nos salvaban, nos hundían y nos salvaban, nos hundían y nos hundían, y lo sigo haciendo, ni mencionemos la cara con que andaba por la vida, a tal punto de que ni yo me daba cuenta y pasado ya varios días de aquel épico partido un amigo me recordó
–Tenías que ver como estabas vos, parecías un trapo – me dijo.
Un tiempo antes de jugar la promoción por esas típicas crisis que pasa nuestro país de tanto en tanto quedé sin trabajo, lo cual en cierta forma agradecí por dos motivos: primero por lo difícil que se hace estudiar y trabajar teniendo en cuenta la carrera que debo seguir en base a mi vocación que es la medicina y en segundo lugar si bien vivo a
Justamente también por esto de vivir a
Ya sin trabajo, Gimnasia jugaba con Boca de visitante en una situación mas que complicada que supongo no les tengo que recordar y un primo del Lobo que vive conmigo en Rosario tenía que tocar en un bar de dicha ciudad y me invita a verlo, a lo cual yo le respondo -depende de cómo salga el Lobo- pues es costumbre mía, mas allá de que esté bien o mal, postergar o suspender cualquier evento que haya planeado de acuerdo al resultado del partido que juegue Gimnasia, salvo esta vez que iba mas allá de todo lo vivido.
Cuando jugamos con Rafaela en Santa Fe era difícil conseguir entradas, no disponía de capital y francamente no creí que perderíamos por lo cual estaba tranquilo, solo en casa frente al televisor, tranquilidad que se esfumó pasados dos segundos del comienzo del partido. Mis viejos dormían y yo entre tanta bronca y locura grito como un gol un pelotazo de Ormeño que pasó junto al palo izquierdo del arquero, y cuando veo que rebotaba contra la parte exterior de la red atrás del arco, me terminé revolcando en el piso, golpeando paredes y pateando todos los sillones, a esto le sumamos que mi vieja terminado el partido se levanta y me dice -- ¿cómo salió Gimnasia? – Tardé en responder pero le dije; -perdimos
Muchas veces quise por ejemplo, dejar de fumar a cambio de alguna petición insignificante que ni yo consideraba valerosa y volvía a agarrar el pucho antes de terminado el día, solo dejé de fumar cuando tomé verdadera conciencia no solo de lo malo que era, sino, y mejor dicho, de lo bien que me haría a mi y a todos dejar de fumar.
Esta vez dije que realmente valía la pena, que era por amor y que cumpliría (y vengo cumpliendo) a como de lugar mi promesa que consiste en no tomar cerveza hasta el año
[1] Los sábados por ejemplo, jugamos al fútbol entre amigos y terminamos todos rotos y contracturados, sin fuerzas ni para estirar los músculos pero con todo el ánimo de tomar algo juntos, esta vez como dije antes no suspendí el partido por el resultado en Rafaela y me dije, si el domingo nos vamos a la “B”, ahí voy a estar aunque el pasaje salga lo que salga, y el sábado voy a divertirme con los chicos aunque los ánimos sean los que vienen siendo.
Fue así entonces que terminado el “bulbito” se me acerca “Calo” (gran amigo fanático de Banfield) con un vaso de cerveza bien helada y me lo ofrece, le dije -no... no quiero – y me responde con una cara que si no fuese por la situación, me hubiese sacado una sonrisa, antes que diga nada le digo -no puedo- , y ahí la cara se le transformó aún más, no se por qué, capaz que por cábala, o por mal humor, no quería dar explicaciones, y se ve que me entendió por que me dijo -¿no podes?- en ves de decirme -¿cómo que no podes!!?- Y le repetí –no,... no puedo– enseguida me respondió –bueno después hablamos entonces–, y le dije –listo después hablamos-, cuando me fui del potrero todos me desearon suerte.
Al día siguiente tenía que tomar un colectivo cerca de las 07:00 AM que era blanco con el nombre de la empresa en azul y celeste con algunos detalles rojos. Cuando llegó al parador (San Nicolás) de donde salía el colectivo me encuentro casi dormido en medio de una parte de la hinchada de Atl. De Rafaela en un estado de fiesta típica de un equipo que ascendía, y yo, solo y recién levantado, un domingo, a las 7 de la mañana (de mas está decir que mi humor no podía ser peor), no tuve mejor idea que sentarme en una especie de columna justo en medio de una rondita que se había formado entre cantos, saltos y pibes tomando bebidas energizantes, pensando -¿¿¿tanta mala leche puedo tener que voy a ir desde acá hasta
Una vez que llegué a
Si bien yo nací en
La cuestión es que no sabía bien cómo llegar a la cancha, pregunté a un chico que andaba por ahí cómo hacer y me indicó el camino.
Cuando llegué al Estadio por un momento me distraje, después de tanto tiempo de pensar en lo peor, me calmó la imagen de un caballo en particular, que es para mí el animal mas lindo del mundo y que sobresalía de entre todos los que estaban con sus respectivos policías porque era como
a la cabecera de atrás del arco donde se dieron los tres goles, que en mi caso era la primera vez que ocupaba y en el camino mi tío me pregunta –Y? Como la ves? –, - que se yo– le dije, -nos vamos a la “B” supongo, por eso vine-, Se que mi tío luchó mucho para ser médico, no le fue fácil y quizás por eso es medio ateo, hombre de ciencia mas bien, y me daba vergüenza decirle la fe que tenía, pero la tenía, la tengo, y la seguiré teniendo.
Después ya en el partido no veía casi nada, era mucho lo que lloraba y aunque cuando voy a ver al Lobo no puedo dejar de saltar y cantar a veces me agachaba y me tapaba la cara con las manos por que me daba vergüenza el estado en que se encontraba mi cara desfigurada con los ojos en compota, vergüenza que superé ni bien me di cuenta de que estábamos todos igual. Cuando terminó el partido tardé media hora en poder hablar, quería decirle a mi tío que yo había nacido cuando Gimnasia estaba en la “B” y que ahora había nacido mi primer sobrino, que me cuesta una lucha contra el padre ponerle la camiseta y que si Gimnasia se iba, este me iba a complicar más la misión, pero la historia se torció, mi sobrino nació cuando Gimnasia formó parte de un milagro y con la gente vivimos un mas que grato momento.
Después a la noche hablé con la familia y los amigos. “Calo” me dijo que estaba como loco y que en el segundo gol de Gimnasia fue a despertar a la madre que es de River para que vaya a ver el partido, otro amigo, “Luigi”, gritó los goles con los puños apretados como acostumbra y es un enfermo hincha de Boca igual que el “colorado” Facundo de la ciudad de Colón, una amiga, Jorgelina, ciega fanática de Central, me felicitó por lo que le pasó a Gimnasia ni bien terminó el partido, mi viejo Raúl lo disfrutó igual que yo y es de San Lorenzo, mi hermana mas chica, María Lujan ,que se hizo sola de Gimnasia lloró con mi vieja María Teresa en casa a la par de Niell, mi hermano mayor Juan Pablo que no es muy fanático del fútbol si es cabulero, y de seguro estaba en su casa en la terraza en calzoncillos haciendo la vertical para que Gimnasia meta un gol, mi hermana mayor María Cecilia esperando la camiseta para su hijo Genaro recién nacido, y así desde todos lados se disfrutó esta locura que es Gimnasia.
Mucho más al respecto no puedo escribir por que a veces me cuesta hasta a mi recordar todo lo que sentí en ese momento y debería ser el mas grande poeta del universo para llegar con palabras a explicar minimamente el cóctel de sensaciones que en ese momento te atraviesan como un rayo. No es mi rubro la poesía, soy hincha del Lobo y estudioso de las ciencias medicas en
Juan Martín Pansa. San Nicolás.-
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