lunes, 8 de marzo de 2010

Gimnasia - Rafaela

La pasión y la fortaleza que tiene un hincha de Gimnasia van para adelante sin barreras. Un punto positivo que se genera en cada aficionado, porque del Lobo no se hace, se nace. Es un amor que se trae de la cuna y se lleva hasta el cajón. Siendo la soga de donde agarrarse en momentos negativos, la razón por la cual ir a todos lados, al grito de: “no me importan lo que digan…”

Como siempre EL LOBITO entre altas y bajas, acostumbrado a pasar por situaciones difíciles, un equipo golpeado, pero todos sabíamos que un día, seria EL DIA, y que llegaría pronto. Finalmente llego, fue un 12 de julio, históricamente guardado en cada tripero, en cada corazón que no dejó de latir enérgicamente en esa tarde eterna, entre llantos, angustias y desconsuelo.

El sentimiento sólo puede entenderlo quien lo sufrió, quien acompañó todo ese proceso que tuvo final feliz. En ese momento todos eran creyentes de alguna religión por más ateos que hayan sido, se necesitaba creer y esperanzar en algo más para tener la certeza que alguien iba a darnos esa mano que tanto precisábamos. Depositaron toda la confianza y fe en los once jugadores que estaban dentro del campo de juego, y el resto del cuerpo técnico que estaba afuera.

Gritos con lágrimas en los ojos pidiendo que por favor jueguen como hinchas, famosa frase escuchada y leída en todos lados. Atlético de Rafaela que quería ser de primera división, hasta los 85 minutos, aproximadamente de partido el Lobo parecía que era de la “B”, ellos contentos porque tenían 3 goles arriba y la hora se acercaba y no se percibía que el equipo de Madelón podría cambiar el resultado, pero el público albiazul seguía alentando, con las esperanzas que poco a poco se iban esfumando en cada lágrima que caía, en cada grito que se expulsaba. En el primer tiempo con idas y vueltas, una llegada importante de ellos pero sin marcar ninguno de los dos rivales.

Un segundo tiempo en la búsqueda constante, pero nunca se encontraba el espacio para poder empezar a marcar, hasta que Diego Alonzo marca a los 27 minutos (aproximadamente) la primer anotación para el Lobo. No era suficiente, pero esa llama que cada vez daba menos luz, empezaba a encenderse poco a poco.

Casi llegando el final se jugó la última ficha, Franco Niell entra al campo de juego. Diez minutos para terminar el partido, centro de Luciano Aued, y el ¨Chiquitin¨ Niell, interpone su cabeza y marca el segundo del Lobo. Descontrol en las tribunas, en las plateas, nadie podía creer lo que pasaba, aún faltaba uno, entre alegrías y angustias, sentimientos totalmente contrapuestos, enfurecida la gente, sin consuelo, se vivían momentos únicos, imposibles de entender desde la lógica.

Trascurriendo el tiempo suplementario, los triperos desbocados, la familia gimnasista esperaba el gol del milagro, llegando a esa instancia con 9 jugadores, habían expulsado a dos. Pase de Cuevas al área, y entra nuevamente Franco Niell y se entrega totalmente a esa pelota que era la ultima y anota el tercero, el que faltaba, definitivamente el LOBO SE QUEDABA EN PRIMERA, no había consuelo para los hinchas de Atlético de Rafaela. Pero lo importante era que la pasión se había hecho presente esa tarde, cantidades de almas triperas festejaban el gran triunfo milagroso del tan querido club de Gimnasia y Esgrima La Plata. Algunos no entienden el sentimiento, y vale aclarar que no se puede explicar semejante sentir, porque es tan profundo que es imposible transportarlo mediante palabras, y mas aún tratar, desde la razón, describir las emociones vividas ese día, EL DIA QUE EL LOBO CAMBIO LA HISTORIA.


Natalia Capitanio. Ensenada.-

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