miércoles, 3 de marzo de 2010

No es imposible soñar

El día que Gimnasia jugó su primer partido de promoción, en Rafaela, nos reunimos todos en casa, y me refiero a todos los que vamos a la cancha siempre juntos.
Con todas las ilusiones puestas en ese partido, al que no pudimos ir por distintas cuestiones, pero aún así haciendo fuerza desde casa, a muchos kilómetros de distancia.
Nunca nos imaginamos que iba a terminar tan mal la historia, mi casa se trans-formó en cuestión de minutos en un mar de lágrimas… todo fue desazón, angustia.
A partir de allí hasta el día del partido en el Bosque, nos costaba conciliar el sueño, todo giraba en torno al bendito partido “de vuelta”; aguantamos cargadas, risas, y hasta puteadas, con nuestra mejor cara de “acá no pasa nada”, pero por dentro… moríamos de angustia.
El sábado anterior al partido, mi hija, fanática más que yo, junto con sus amigas, creo que por primera vez en su vida… no salieron a bailar, ¡OJO! no por vergüenza, sino porque quisieron hacer el aguante al Lobo de otra manera… Se pasaron toda la noche diseñando y pintando remeras (todas igualitas), obvio “blancas con letras azules” que recitaban una frase de la Bersuit: “AUNQUE PIENSES QUE ESTOY DERROTADO, QUIERO QUE SEPAS QUE ME LA SIGO JUGANDO”.
Me encantó la idea y cuando las vi, sentí que no estaba todo perdido… ¿intuición?
Puede ser, ¿por qué no?
Y al fin llegó el día tan esperado… después de la semana más larga del año…
Me levanté temprano, casi sin dormir, preparé unos mates y se levantó mi marido (hincha de Boca, como mi hijo varón) pero que sufre los partidos de Gimnasia como propios, para vernos contentas a nosotras dos…
Sus palabras apenas levantado fueron –“ya falta poquito… va a salir todo bien”,
En ese momento, comencé a tener taquicardia, y como sufro de “síndrome vertiginoso”, me asusté y tomé una pastilla tranquilizante, y le contesté –“tengo taquicardia, pero voy a la cancha igual, prefiero morirme en la cancha que en casa”, ¿loca? ¿enferma? Si, así somos los hinchas del Lobo ¡Fanáticos mal!
Y hacia nuestra casa del Bosque nos fuimos todos juntos, con sensaciones raras, que no sabría describir. Las chicas con sus remeras, cantando y no perdiendo las esperanzas nunca, yo por mi parte debo reconocer que fui a casi despedirme de la primera división, pero no quería faltar, porque quería terminar aplaudiendo y agradeciendo a todos los jugadores y cuerpo técnico el esfuerzo realizado… saliera bien… o mal.
Lo curioso fue, que cuando entré a la cancha, de repente sentí como un alivio interior, no se que fue, pero algo me decía dentro mío que todo iba a ser una fiesta…
Nos ubicamos en la hinchada, como siempre y empezamos a cantar, junto con todos los hinchas, la cancha explotaba de gente… y cuando salieron los jugadores, empecé a llorar. Pensé ¿serán que me habrán hecho efecto las pastillas que tomé? Jajaja… y me di cuenta que a mi alrededor, toda la gente que me rodeaba estaba llorando… incluyendo a mi hija y a sus amigos, y ahí, en ese momento, entendí que Gimnasia es una enfermedad hermosa, que aunque estemos muertos, nuestros corazones seguirán bombeando sangre azul y blanca hasta la eternidad… nacimos para sufrir… pero ¿quién de todos nosotros se arrepiente de ser hincha del Lobo?
LA PASION, le dicen…. Nadie la entiende, nosotros sí.
Comenzó a rodar la pelota y allí en voz baja, casi rezando, sin que nadie me escuchara, comencé a “dialogar” con mi viejo, que falleció hace muchos años y que era fanático del Lobo.
Hacía mucho que no “charlaba” con él, y le pedí, ya que estaba cerca de Dios que nos ayude y haga fuerza por nosotros.
No paré de llorar durante todo el partido… noventa minutos llorando, me quedé vacía de lágrimas.
Primer gol de Alonso y casi que no lo grité… faltaban dos.
Segundo gol de Niell y un hombre mayor que tenía al lado, lo gritó e inmediatamente después se sentó, llorando y como desmayándose…
Le pregunté -¿está bien? Y me respondió –no me voy a morir…
En ese momento lo tomé de la mano y le dije –ahora no se muera, porque viene lo mejor… y él me responde –no nena, falta solo el descuento y tenemos que hacer otro gol… lo volví a tomar de la mano, lo levanté del tablón y le dije… -ahora hacemos el tercero, estoy segura.
No era para convencerlo, realmente lo sentí… sería que mi viejo me escuchó? porque en ese momento, el petizo Niell, mete el cabezazo y hacemos el tercero… creo que empujado por toda la tribuna presente y la que está en el cielo también…
El hombre me abrazó, y gritamos el tercer gol… las cuerdas vocales se me rompían, pero no me importaba nada… llorábamos todos abrazados… pero de felicidad… EL LOBO LO HABIA LOGRADO… todos los jugadores, el cuerpo técnico y toda la hinchada era un solo grito… inolvidable…
Nos fuimos a festejar a calle 7, y aunque nos digan que festejamos “cosas chiquitas”, no nos importa… “el Lobo era de primera” y nos merecíamos ese festejo, habíamos sufrido bastante todos.
El después, fue cómico, porque tanto mi hija como yo, habíamos hecho promesas que no habíamos dicho a nadie, ni siquiera entre nosotras…
Por mi parte, que soy una fumadora compulsiva, dejé de fumar por quince días (eternos) pero con un placer enorme los cumplí, y mi hija se tuvo que teñir mechas en el pelo de color azul, que las llevó durante un mes, orgullosa para todos lados…
Luego nos juntamos a festejar el cumpleaños de un amigo tripero… y fue el mejor cumpleaños que podía tener… obvio que casi no se escuchó el cantito de “feliz cumpleaños”, porque ninguno tenía voz…
Así somos los hinchas del Lobo… LOBO QUERIDO.
Gracias por hacer de ese día, un momento inolvidable en nuestras vidas, que va a quedar grabado en la retina de cada uno de los que estuvimos en la cancha ese bendito 12 de julio, como reza una bandera “la pascua gimnasista”.
Gracias por haber podido festejar junto a mi hija y gritar a todos “SOY DE GIMNASIA Y TENGO AGUANTE”… creo que no todos lo tienen… si no ganan, no sirve.
Jamás nos entenderán, porque el Lobo está por arriba de todas las copas y campeonatos, que ojalá, algún día los tengamos… pero mientras tanto seguiremos ahí presentes para alentar al equipo siempre… en las buenas y en las malas… ya quedó demostrado “LA HINCHADA DEL LOBO NUNCA ABANDONA” y no son palabras, es la verdad.
¡GRACIAS VIEJO POR HACERME DE GIMNASIA!, GRACIAS POR HEREDAR ESTA PASIÓN… con el Lobo no es imposible soñar…

Elina Rubio. Ensenada.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario