domingo, 4 de abril de 2010

La hazaña

Bueno mi relato es desde Pellegrini, un pueblo de la provincia de Buenos Aires, de más o menos 600 km de la ciudad de La Plata. Les habla un chico de 16 años, FANATICO DEL LOBO. Acá va mi historia…

Era el esperado 9 de julio, y el Lobo iba a jugar a Santa Fe. Yo tenía imposibilitado ir, por lo tanto no me quedaba otra que mirarlo por TV. Estaba tan nervioso que no me bancaba estar con nadie, por eso media hora antes de que empiece el partido desconecté el timbre, cerré las ventanas y puertas con llave, para asegurarme de que nadie moleste. Me puse la remera del Lobo y teniendo entre las manos una bandera me puse a ver el partido.

Un partido que fue para el olvido, una cancha muy chica donde se sufrió mucho. Cada gol de Visconti amenazaba con la esperanza que tenía de que el Lobo se quede en Primera. Cuando terminó el partido no lo podía creer. Estaba destrozado sentado en el sillón. No tenía palabras, no le encontraba explicación a lo que había ocurrido. Me quedé puteando al aire, tratando de tragarme una calentura que parecía no tener fin.

Fue así como pase unos de los peores y más largos días de mi vida.

Pasó el viernes… El sábado al mediodía llega mi viejo desde La Plata, ya que al otro día a la mañana salíamos con mi familia para la ciudad de las diagonales. Como ya estaba pactado con mi viejo, íbamos a concurrir al partido del Lobo.

Esa noche, me junté con amigos en una casa, debido que no se podía ir a los boliches por la gripe A. Yo estaba con tantas ansias de que llegara el partido, que debajo de la camisa que llevaba puesta, tenía la remera infaltable del Lobo. Durante la noche, un amigo andaba mirando canales de deporte en la TV, buscando la previa del partido del Lobo. Hasta que la dieron, mostrando los goles de Rafaela. Mis amigos (“hinchas” de River y Boca) aprovecharon para cargarme y joderme. Yo re caliente casi voy a las piñas con uno, pero otros me tranquilizaron. Sin embargo, decidí ir a dar unas vueltas por el pueblo con uno de mis amigos que me había tranquilizado. Eran las 4 de la mañana y yo ya volvía para mi casa, porque a las cinco partíamos para La Plata.

Llegó el momento de subirse al auto y salir. Ese fue un viaje rarísimo. Ya que ni bien salimos me dormí, pero no me desperté en ninguna parte del viaje. Después siento que me despiertan, era mi viejo que me decía que nos íbamos a la cancha. Yo estaba re perdido, hasta que miré por la ventana y me di cuenta que ya estábamos en La Plata. Pero para ir a la cancha teníamos un problema, ya que teníamos todo el auto cargado de bolsos y mi viejo no lo quería dejar estacionado. Creo que lo que pasó solamente fue por el Lobo, ya que mi viejo le dio las llaves a mi vieja para que vaya hasta la casa (mi vieja nunca había manejado en la ciudad). Yo estaba todo transpirado y re descompuesto. Los nervios me estaban matando. A unas cuadras de la cancha, nos encontramos con un amigo de mi viejo que nos había conseguido las entradas. La descompostura me mataba, pero no podíamos parar por que llegábamos tarde al partido. Por eso a la pasada me compré una botella de agua en un autoservicio, para refrescarme un poco. Bueno y ahí comenzamos el tramo final para llegar a la cancha.

Yo andaba re perdido, mi viejo me guiaba para donde ir. En el camino nos cruzamos con los micros de la hinchada de Rafaela (jaja los muy giles ya andaban festejando). Llegamos a la cancha… nos hicieron el cacheo la policía, yo llevaba bien escondida la botellita de agua, hasta que un policía la vio y me la hizo tirar, sin impórtale de que yo estuviese descompuesto. Bien caliente tiré la botella contra el suelo y seguí caminando. Entramos a la cancha, del lado de 60, subimos cuantos escalones pudimos y nos quedamos a esperar por el partido. Nos sentamos, al tiempo los jugadores del Lobo pasaban por debajo de la tribuna, mientras que nosotros los alentábamos desde arriba.

Bueno el tiempo pasaba y se acercaba el comienzo del partido. Nos dieron los globos azules y blancos, y esperamos la salida del equipo. El Estadio del Bosque rebalsaba, no entraba ni un alfiler más. El recibimiento en los tablones fue impresionante… demostrando lo que es un amor sin condiciones.

El partido empezó y todo el Estadio era un mar de nervios. Cada posibilidad errada por el Lobo era inaguantable. Yo estaba al lado de un gordo que mientras hablaba con mi viejo, puteaba a la hinchada de Atlético de Rafaela. Encima que los pechos fríos de Rafaela hacían tiempo. La cuestión que el primer tiempo terminó 0 a 0.

El entretiempo más largo de mi vida pasaba, apenas entraba sentado. Por mi cabeza pasaban los peores pensamientos, no lo podía creer. Ya tenía los ojos llenos de lágrimas. En frente mío, unos escalones más abajo, estaba un tipo sentado agarrándose la cabeza con una mano y con la otra tenía un papel. Era un dibujo, hecho por un niño, en donde estaban dibujados los jugadores del Lobo festejando, y arriba decía “Mañana Ganamos”… así concurrió el entretiempo.

Comenzó el 2º tiempo… los de Rafaela seguían haciendo tiempo… los remates de afuera del área nuestro que no entraban por centímetros… era un panorama totalmente desalentador. Luego llegó la expulsión del Tete… Yo ya me encontraba prácticamente resignado. Entraron a la cancha el “Pampa” Sosa y NIELL… El gordo que tenia al lado no paraba de gritar al cielo “Barba que se nos de una”. Hasta que después de un pelotazo largo que para el “Pampa”, tira el centro y llega el “Tornado” y hace el primero. Casi no lo grité, fue un grito corto de bronca, ya estaba entregado. No tenía ni idea cuanto tiempo iba, y tampoco quería saber. Luego llega la expulsión del “Pampa”, yo me dije “listo ya está”, sin saber que gracias a Dios me estaba equivocando. Después de la expulsión del “Pampa”, vino un centro del “Luli” Aued y “El salvador” NIELL conectó un cabezazo metiendo el segundo… ahí revivió toda la esperanza, tenía que ocurrir el milagro… estábamos todos a la expectativa, alentando como lo realizamos durante todo el torneo. Hasta que llegó el momento, pelotazo que para NIELL, abre la cancha para Cuevas, la para, se detiene, engancha esquivando a un rival (nunca le recriminé tanto que no haya tirado el centro de primera), tira el centro y SE LO VEIA AL SALVADOR CORRIENDO POR DETRÁS DE TODO, SE TIRA DE PALOMITA, CABECEA, LA PELOTA PICA Y SE METE!!!!!!!!!! (Parecía que la pelota no entraba más)… AHÍ SE DESATO LA LOCURA, FUE EL GRITO DE GOL MAS LARGO DE MI VIDA, GRITANDO AL CIELO, ABRAZANDOME CON TODO EL MUNDO MIENTRAS SE ME CAIAN LAS LAGRIMAS, ME CAI PARA ATRÁS, NO LO PODIA CREER, ERA UNA ALEGRIA INCONTENIBLE. FUE TAL EL DESAHOGO QUE NO PUDE VER DONDE FESTEJARON LOS JUGADORES, NI SIQUIERA A “CHIROLA” Y A CUEVAS QUE SE ENCONTRABAN DERECHO MIO. SIMPLEMENTE INCREIBLE… Después de tanta locura, el aliento de la gente era enorme, yo tenía la garganta a la miseria y apenas podía acompañar las canciones de la emoción. El término del partido no se podía esperar, necesitábamos escuchar el pitido final. Hasta que se terminó. El milagro había ocurrido, la emoción era terrible. Todo había pasado, y el LOBO SE QUEDABA EN PRIMERA. Yo delante mio vi de nuevo a esa persona que tenia el dibujo, mostrándolo para la cancha. No había palabras para describir tanta pasión. Se celebró y se les dio un reconocimiento enorme a los jugadores que dejaron todo por amor propio a la camiseta y al club. Nos fuimos cantando y festejando del Bosque, para ir a 7 y 50. Donde continuaron los festejos por la HAZAÑA

Matías Bugnar. Pellegrini.-

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