lunes, 15 de febrero de 2010

Ese día

Ella se levanta una mañana, con mucho optimismo, queriendo que pase lo mejor. Sabía que iba a ser difícil pero no importaba, ella quería algo, algo que ese día no iba a poder conseguir.
Ella pasó los cuatro días más largos de su vida, fueron cuatro días de dolor y desconsuelo, era un proceso difícil, el peor para ella, su corazón no quería entender lo que estaba pasando, a ella se le estaban acabando las pocas esperanzas que tenía, ella no quería esa realidad que hasta el momento la atormentaba cada vez más.
Ella no hablaba, no se reía. Ella lo había dejado todo de lado, sabiendo que lo peor estaba por venir. Pero no estaba dispuesta a enfrentar tan terrible realidad.
El tiempo no pasaba y a la vez se iba volando. Y así pasaron los días, los más tristes de su vida, hasta ese momento.
Y llegó ese día, ese día tan ansiado por ella. No quería pensar en nada, en nada que la hiciera perder las pocas esperanzas que tenía, que hasta el momento eran como gotas que se le escurrían entre los dedos, era un sentimiento de impotencia y de mucha tristeza. Ella no soportaba más.
Entró a su casa, su casa del bosque y… si… empezó el partido. Ella se preguntaba que hacer, pasaban los minutos y se sentía cada vez más débil. La estaban lastimando poco a poco, su dolor era insoportable. Esa presión en el pecho le estaba sacando las fuerzas para seguir, igual seguía alentando. Nada iba a impedir que ella se caiga. Eso no podía pasar. Ella tenía que seguir sea como sea.
Llega el entretiempo, sólo quedaban 45 minutos. Miraba a su alrededor y veía miles de almas desgarradas. Ya no quedaban Santos sin rezar. Ya no quedaba nada, sólo esperar el milagro.
Empieza el segundo tiempo. Vuelan los primeros 10 minutos… y no pasaba nada, todo seguía igual o peor que antes. Sigue corriendo el maldito tiempo, y seguía sin pasar nada. ¿Cómo podía ser? Todos estaban poniendo su mayor esfuerzo. Era imposible que pase lo peor.
Sin embargo, faltando 15 minutos Gimnasia se queda con dos jugadores menos. Ella no lo podía creer. Le estaban arrancando el corazón. No podía más. Su vida se le estaba yendo sin poder hacer nada, sólo le quedaba seguir rezando y alentando hasta el final. Pase lo que pase ella iba a seguir ahí. Lo que ella no sabía era que el milagro estaba a punto de hacerse realidad.
La primera luz de esperanza se la regala un señor llamado Diego Alonso. Pero faltaban 2 goles todavía, y lo peor es que sólo quedaban 4 minutos. ¿Era posible?
Y se viene el gol de Niell, ese gol que no alcanzaba, porque aún faltaba uno. Ella mira la hora, sólo quedaba el descuento. Ella no podía creer que el Club de sus amores se iba a ir sólo por un gol. Eso no le podía pasar al LOBO.
2 minutos más tarde, el partido ya terminaba y… explotó el Estadio, su casa…
El chiquitito Niell convierte el tercer gol, ese gol que todos queríamos gritar, que parecía imposible, pero él lo hizo posible, él y todo su alrededor hicieron que ella vuelva a recuperar su felicidad, esa felicidad que le había brindado el club más glorioso y el único que ella pudo amar incondicionalmente a lo largo de sus 20 años.
El partido terminó. Y a ella nunca le van a alcanzar las palabras para agradecerles a ellos lo que marcó su vida para siempre.
Un 12 de Julio de 2009 ella vuelve a nacer.
El día que cambiamos la historia. ETERNAMENTE GRACIAS!!!

Florencia Spinelli. La Plata.-

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