lunes, 15 de febrero de 2010

Qué Tipazo

No era diabético, estaba seguro que no lo era. Se hacía chequeos anualmente y los análisis de sangre eran normales.
Era un tipo simple, sencillo, dedicado a su familia y a su trabajo, a la dura lucha diaria, a los sinsabores, a los altibajos, a los triunfos y a las derrotas. Y en varias oportunidades se sintió humillado por las circunstancias y, en varias oportunidades ganó. Pero siempre tuvo la convicción de sus sueños, siempre estuvo convencido que para llegar a ellos había un camino, un solo camino...Luchar; pero luchar denodada y diariamente, no en forma esporádica, ya que la vida le marcaba eso a cada paso, le revelaba la realidad a cada instante y sabía que en cada lucha no solo se exponía a una sobrecarga de adrenalina, la que dilataba sus pupilas, aumentaba su presión y aceleraba su corazón sino que además derramaba lágrimas y quedaban profundas cicatrices. Pero aun así seguía luchando porque sus sueños podían más que sus heridas y aun así seguía luchando porque sabía que sus sueños eran capaces de superar el dolor de sus heridas. ¡¡Que tipo este!!
Claro está que este raro personaje pretendía ser el mejor, pero... ¿no lo era?
Había completado sus estudios secundarios en Colegio Nacional De La Plata para luego dedicarse a varias actividades todas relacionadas con la venta. Sentía que tenía una particular habilidad en ese rubro y en ese sentido encaró su futuro. No le iba mal, sus hijos estudiaban y tenían una obra social, su esposa no se quejaba por la vida que llevaba y el podía comer, dormir, vestirse, atender su salud e ir fin de semana por medio a ver a Gimnasia, pero no era eso lo que en realidad pretendía, quería algo más.
En realidad quería tener el valor de arriesgarse, el temple que da el riesgo, la aventura quería salir de esa acementada estructura de los mediocres, deseaba ser un tipo libre para poder convivir con el riesgo, desafiando a la vida, desafiándose así mismo.
Que tipo este, es muy raro y encima el así se veía. Pero, estaba ¿sólo?
Rondando los treinta y cinco años y durante el transcurso de un día que no presentaba nada especial, se disponía a retirarse de su trabajo, cuando el gerente de la empresa requirió su presencia. Es necesario aclarar que el gerente
era un amigo de la infancia, que conocía sus virtudes y hasta sospechaba acerca
de los sueños de su empleado-amigo, por lo tanto deseaba para este lo mejor.
-Rody- comenzó diciendo el gerente, -te acordás de esos Santafesinos que estaban empeñados en conseguir la representación en el País de esa multinacional tan importante.
-Si, si, claro que me acuerdo.
-Bueno, hace casi un año que se la otorgaron y les esta yendo maravillosamente, acabo de hablar con ellos y les hace falta una persona capaz y
honesta para abrir una sucursal en La Plata, por su puesto que les di tu nombre y mañana esperan tu llamada.
La alegría de Rody era indescriptible y por supuesto que la de su amigo también. Se confundieron en un interminable abrazo y después de darle el número telefónico se saludaron alegremente.
El llamado recién podría hacerlo al día siguiente, saco cuentas y le quedaban algo más de doce horas, doce largas horas.
Pensó que el horario adecuado sería cerca de las nueve de la mañana y desde ese momento el tiempo empezó a enlentecerse, pasaba con mucha parsimonia pero con cierta dulzura. No le diría nada a su familia para no generar vanas expectativas pero era conciente que ese silencio le quitaría aun más velocidad al reloj. Y no se equivocó, Cronos empezó a desplazarse con muletas.
Gimnasia jugaría en unos días y justamente lo hacía en Santa Fe, por la bendita promoción, situación a la que nunca deberían haber arribado de no mediar dos presidencias nefastas para el Club. Pero las instancias eran definitorias y, ya no valía la pena mirar para atrás para hacer reproches pero si consideraba inteligente mirar hacia atrás para no repetir errores. El partido de ida se jugaba el jueves nueve de julio en Rafaela y el domingo doce era la revancha en El Bosque y ya que transcurrían los primeros días del mencionado mes haría lo imposible para estar el La Plata para la revancha.
Llegó el momento de la llamada y fue atendido, con mucha amabilidad, por el propio presidente de la floreciente empresa, quien contaba con una agenda repleta de obligaciones al punto que la cita quedo concretada para el domingo 12 de julio. Rody no se negó pero tenía plena conciencia que ese día, justo ese día Gimnasia jugaba el partido revancha en el bosque. La reunión se haría en la casa de fin de semana del Presidente que quedaba en las afueras de Rafaela donde almorzarían con otro dos directivos de la empresa, mientras informaban a Rody de las pretensiones y condiciones de la futura sucursal.
De pronto se sintió confiado, cierto que todo iba a salir bien para Gimnasia y para su futuro laboral, recobró rápidamente su postura, esa postura optimista, segura, por la que siempre se caracterizó. Ya no había escollos solo situaciones agradables por las cuales debía atravesar.
Y llego el Jueves 9 de julio día, del partido de ida entre Atlético Rafaela y Gimnasia, y durante ese especial día le comento a su esposa que en dos o tres días viajaría a Santa Fe por cuestiones relacionadas con el trabajo. Lo tomó con naturalidad y no hizo preguntas al respecto ya que la atención de toda la familia estaba puesta en Gimnasia. El almuerzo era diferente, el vino sabía distinto, las conversaciones tenían otro tenor hasta las miradas y los gestos eran diferentes y solo por una razón...Jugaba Gimnasia.
Fue un día de miércoles para El Lobo y la decepción se había apoderado de la casa, pero por un momento, solamente por un rato ya que Rody mostrándose tal cual era dejo fluir todo su optimismo y la familia recobró su humor habitual
¿Eran todos diabéticos?
Faltaba poco para la cita, muy poco para enfrentarse a la posibilidad laboral más importante de su vida ya que le permitiría concretar sus sueños, pocas horas porque el próximo domingo a esa hora ya estaría definido su futuro laboral y el camino que debería transitar su Gimnasia.
Recién amanecía cuando las ruedas del auto de Rody comenzaron a rodar con la proa hacia Santa Fe. Quería cruzar capital antes de las grandes aglomeraciones de autos, los piquetes y los choques múltiples. Aunque consiguió hacerlo el cruce no fue sencillo pero al enfrentarse con la ruta se dio cuenta que valió el sacrificio. Disfruto mucho del viaje y arribo a Santa Fe pasado el mediodía. Decidió hacer noche en tan bella ciudad.
El domingo se despertó muy temprano y pensó en el duro partido que disputaría Gimnasia, desayuno y salio rumbo a Rafaela. Llegó con exactitud a la hora convenida y fue recibido por Alfredo,-el presidente-personalmente, quien lo guió hasta el quincho de la casa mientras conversaban animadamente. Le presentó a dos ejecutivos de la empresa y señalando la parrilla y entre risas dijo, levantando los brazos todo nuestro. Terminaron de almorzar y Alfredo mientras encendía el L.C.D le pregunto a Rody de que cuadro era y Rody sin dudarlo respondió. Podría haberlo hecho con evasivas o agregar una frase que en La Plata se escucha con frecuencia – “No yo al fútbol no le doy importancia” -Pero no es esa la respuesta de un hincha de Gimnasia. Bueno muchachos, dijo Alfredo -vamos a ver el ascenso de nuestro equipo junto a un hincha de Gimnasia, ¿no es esto perfecto?
Durante el almuerzo dejaron sellado de palabra la futura sociedad y ya cómodamente instalados en mullidos sillones, Alfredo le entrego una carpeta con las condiciones que debería reunir el local y todos los trámites que eran necesarios hacer para habilitarlo, también le comunico que en unas horas llegaría uno de sus escribanos para firmar el contrato que lo ligaría definitivamente a la multinacional.
Empezó el partido. Los Rafaelinos con ánimo optimo y Rody con evidente preocupación.
El primer tiempo paso y con él se agotaron el 50% de las posibilidades.
Se reanudó el juego con las mismas características y se notaba en la cara de Rody una rebelde resignación. Doce minutos se van Gil y el Teté, los dos con diez jugadores. Ya por los veinte minutos Alfredo y sus directivos se sentían ganadores. Las frases irónicas no se hicieron esperar y las risitas sobradoras tampoco. Rody no decía nada, escuchaba todo pero no hablaba. Veinticinco minutos y nada había cambiado, los Rafaelinos cada vez mas seguros de su ascenso y El Lobo arañando la B. Veintisiete minutos, centro bajo del Pampa, error del arquero y el botín de Diego Alonso pone el uno a cero.
Rody se paro velozmente, grito Goool, cortito y aplaudió .
Lo miraron sin mucha simpatía pero la diplomacia se impuso y uno de los directivos dijo-Nos esta aplaudiendo a nosotros. Esto ya se terminó, quedan quince minutos. Y estallaron en carcajadas.
Rody pensó, fue el Gol de la bronca, del desahogo.
Cuarenta minutos y lo expulsan al Pampa. Nos quedamos con nueve. ¿Por qué tanto sufrimiento Lobo querido?
Cuarenta y cuatro minutos y Aued por izquierda tira el centro numero mil, caía pasado y cuando parecía uno más, aparece un enano saltando y mandando a la pelota adentro del arco.
Se volvió a parar, volvió a gritar, pero no tan corto, y alzó y agitó los brazos. No gustó esta actitud y menos cuando se marcaron los seis minutos de descuento. Los probables compañeros de Rody pasaron a ser los preocupados. No hubo diplomacia, solamente silencio; diplomacia al fin.
Rody pensó, este es el Gol de la ilusión.
Pero ellos no se entregaban, atacaban y Gimnasia defendía con poco.
Otro centro desde la izquierda, otra vez pasado, la pelota se iba, no podía llegar nadie, otro centro inútil, pero no se fue, apareció un enano volador y con una soberbia palomita puso el tercer Gol. El gol de la hazaña.
Rody gritó como si estuviera en la tribuna, gritó como se debe gritar un Gol de tamaña magnitud, gritó como un tripero bien parido. Se olvidó por completo de su entorno y aflojándose la corbata se desprendió los botones de la camisa y dejó ver a la guerrera franja azul rodeada por la pureza del blanco. Se besaba la camiseta, transpiraba, estaba agitado y visiblemente emocionado repetía a cada rato, Gol carajooo, Gool.
Terminó el partido y el milagro se había concretado a lo Gimnasia, como debe ser, con sufrimiento, con pasión y con mucha garra.
Fue tomando conciencia de su entorno. Noto que el silencio era sepulcral, hasta el L.C.D se había apagado.
Secó la transpiración, se acomodó la camisa, recompuso su corbata y lentamente recobró la postura. Miró a su alrededor y todos lo estaban observando. Se dio cuenta que su contrato no se firmaría nunca.
Alfredo lo invitó a sentarse y distribuyó un vaso de jugo para cada uno, nadie decía nada hasta que el presidente rompió el silencio dirigiéndose a Rody.
-Si yo te dijera que te quedaste sin la representación, ¿me creerías?
-Totalmente.
-Si pudieras retroceder el tiempo obviarías esos tres desubicados gritos, si superas que retenés tu representación.
-No Alfredo estas cosas nacen en el cuore, son un sentimiento. Imposible de frenar y de ocultar.
-Aja...bueno Rody fue un placer conocerte, espero que hayas disfrutado del asado y de nuestra compañía pero me veo en la obligación de pedirte que me acompañes. Tomo el saco, saludo a los dos directivos presentes y se dispuso a seguir a Alfredo. Se abrió una puerta y había un señor con unos papeles sobre el escritorio y extendiendo una mano le ofreció una lapicera diciendo, este es el contrato que lo liga con nuestra empresa; firme acá por favor. Rody quien estaba esperando un adiós se sorprendió y lo reflejo en su rostro.
-Si, si no te sorprendas
-Pero...
-Es que en la empresa buscamos gente con Corazón de Lobo.


Jose Salvitto. Nueva Atlantis.-

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