martes, 9 de febrero de 2010

Una Elección de Vida

Esta historia es de un amor incondicional. Un amor que no espera nada a cambio que simplemente está y nos da permanentemente. Esta historia es como el amor hacia Gimnasia y Esgrima La Plata: Tiene principio, pero no un final.
Una vez, hace mucho tiempo, mientras caminaba por un lugar que no recuerdo muy bien; me encontré con un señor que andaba por ahí. No se exactamente que quería o que hacía pero me llamó con un simple gesto en su mano y me dijo al oído: “Voy a darte para elegir vivir en tu vida: La arrogancia junto con la gloria ó la pasión y el sufrimiento”
En ese momento pensé en que obtener la gloria sería algo inigualable, pero la frialdad de la arrogancia no me convencía demasiado. Entonces evalué la segunda propuesta, la pasión y el sufrimiento. Sufrir no es grato para nadie pensé y automáticamente hice una comparación que me bastó para saber mi respuesta.
La pasión está encendida dentro de uno, se renueva constantemente, nace y muere con nosotros. En cambio la gloria… ¿Qué es realmente la gloria? Para algunos será levantar un trofeo, para otros tener poder y riquezas. Pero entendí que si quiero la gloria la puedo conseguir y que no voy a ser ni mejor ni peor persona por ser glorioso.
Opté por la segunda opción, me despedí y me fui tranquila, sabiendo que mi elección había sido la correcta. Cuando desperté me di cuenta de que esa charla había sido un sueño…
El nueve de julio del 2009 fue un día en los que el sufrimiento dijo presente y se caracterizo en tres golpes que me hacían derrumbar. Pero mi pasión seguía tan intacta como siempre, sabía que no estaba muerto quien peleara y debía continuar.
Pasaron tres días cuasi agónicos, todo dependía de noventa minutos. Pretender dormir la noche anterior era como pretender volver el tiempo atrás.
No fui la única que pasó por lo mismo éramos miles, todos con el mismo sentimiento, todos con el mismo sufrimiento a cuestas y todos con la misma pasión.

Los primeros cuarenta y cinco minutos de aquel 12 de Julio fueron fatales, cada minuto pasado era recordar que cada vez estábamos más lejos y a la vez más cerca. En cada cabeza se cruzarían muchos pensamientos, enojos, recuerdos, promesas.
No muy lejos de mí, un hombre con muchos años más que los míos, dejó hablar su corazón y compartió con los que estábamos cercanos su deseo más profundo. Era el mío y el de cada uno de los presentes. No me olvido más: “Vamos che, que vamos a ir ganando 2 a 0 y en el minuto 45 metemos el tercero” Yo sonreí y esperé el retorno…
Salió el equipo a la cancha y con él nuestras almas. Pasaron veintisiete minutos en los que todo estaba igual y llegó nuestro primer grito de guerra, de valentía. Sabíamos que si queríamos, podíamos, aun faltaban minutos por jugar.
A los cuarenta y cuatro y ya casi caídos apareció un chiquito con corazón enorme que usó la cabeza y nos hizo delirar, llorar, creer.
Ahí fue cuando miré a mi alrededor, rodeada de gritos y abrazos miré al cielo y recordé en que yo también había prometido, había invocado para que eso que tanto quería se cumpliera. Estábamos tan cerca y a contrarreloj.
Las lágrimas en los ojos de todos, me temblaba la voz, las manos y las piernas.
Dos minutos después volvió a decir presente ese chiquito y juro que fue en ese preciso momento en que las palabras sobraron, la imagen lo decía todo.
La cancha se invadió de felicidad y festejo, brotaron los abrazos de gente desconocida, el amor a la familia, a los colores, la pasión.
Sentí como si de un momento al otro te decían que volvías a vivir. Se me cruzaron demasiadas cosas por la cabeza: mi primer día en el bosque, mi primer camiseta, mi viejo que estaría viéndolo desde un lugar privilegiado.
Las calles se vistieron de azul y blanco, se cubrieron con los más lindos cánticos, no había tiempo de pensar en el mañana, estábamos viviendo el hoy como una hazaña, un milagro que cada tripero deseó desde lo profundo de su alma.
Fue en ese momento cuando a mi mente volvió ese sueño que alguna vez había tenido, esa conversación y mi elección. Pude comprender que la gloria es momentánea, el sufrimiento en algún momento cesa, la arrogancia nunca muere, y la pasión no se termina.


Lou Delgado. La Plata.

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