martes, 9 de febrero de 2010

Mi Encuentro Imaginario con el Dr. René Favaloro

Aunque las estrellas del 11 de julio de 2009 presagiaban un amanecer de luminosidad avasallante, el brillo del sol mañanero superó sobremanera las expectativas.
A media mañana salí de casa para llegar temprano y así ocupar mi lugar, el de siempre.
Aunque la distancia no era poca, preferí caminar.
Durante la caminata me admiraba de ver tantas cabezas dirigieron su mirada al firmamento implorando, recordando, hablando con los seres queridos, aquellos que viven encendidos en el alma.
También con aquellos que a pesar que la vida nunca nos presentó físicamente, así lo hicieron los sentimientos.
Los cuellos, bisagras mágicamente aceitadas, cada tanto permitían a nuestros ojos darnos cuenta que existía algo más a nuestro alrededor que ese cielo de esperanzas. Se vislumbraba un acontecimiento inolvidable.
Así comenzó el incesante desfile iniciado desde puntos insospechados.
El desfile incluía gente de a pie, en autos, ómnibus y todo medio que sirviera para llegar a esa casa que nos esperaba, nuestra casa, la casa de todos, la que siempre quiere a sus hijos dentro de ella.
El traslado era lento, esperanzado, como queriendo llegar, pero sin querer perderse nada de lo que acontecía dentro del azul y blanco que nos cobijaba a lo largo del derrotero.
Y dentro de esa sensación colectiva ensimismada, de repente, me quedé inmóvil, suspendido en el aire, con los ojos entreabiertos y en eso…. siento un roce de alguien que pasa a mi lado y un……… “disculpe………, no lo vi”.
Ante mi asombro sólo atino a saludarlo.

-Cómo le va Dr., no se da una idea como lo extrañamos……

-Por qué m’hijo?, si yo nunca me fui.

-Lo que pasa que duele no verlo entre nosotros

-La pucha! Ni que la vista fuera el único sentido que nos regaló Dios!.
Si llevás tu mano al pecho me vas a encontrar, al igual que dentro de cada corazón tripero.
Te voy a contar algo que a lo mejor ya sabés.
Cuando una mujer está esperando familia, el apoyo de la mano del padre sobre su vientre establece la primera comunicación con su hijo que va a nacer, desde el pensamiento o desde la palabra.
Me dediqué aunque no me vieran, a apoyar mi mano en cada vientre de esa madre que estaba en la dulce espera. Te imaginarás el mensaje que les dejaba!


-Tiene razón Dr. justo nosotros que disfrutamos de todos los sentidos con nuestro querido Lobo

-Fijate si estaré presente, que elegí esa gran casa que sólo habitan los triperos de ley, para festejar mi cumpleaños!
Esa añeja casona de techo azul de profundad infinita e inconmensurable, de cuya decoración se encargan el sol, a veces las nubes y otras, las estrellas.
Sus ventanas, hechas de brazos de tilo cuyo su aroma perfuma y a la vez claudica en el vano intento de apaciguar los nervios de quienes la visitan.
Fijate todos los que entran, parece que nadie se lo quiere perder.
Vení m’hijo…………., entrá conmigo.

-Cuanta gente Dr!

-Y si, la inmensa mayoría son mis invitados, aunque sabés una cosa? Algunos me parece que se colaron.

-A quienes se refiere?

-Ves allá? Allá en ese rincón….. los ves?

-Dónde Dr?

-Ese grupito apiñado que festeja y festeja….. y ahora que los veo más de cerca, no veo ningún conocido.
En realidad no se que festejan, creo que ni saben que hoy es mi cumpleaños, es más, creo que ni me conocen.
Fijate que llevan colores similares a los nuestros.
Sin embargo no siento pasión en esa alegría, no la siento convincente, te diría casi de compromiso, simplemente porque saben que vinieron a una fiesta.
No es ni por asomo la emoción que sienten mis invitados.
Probablemente, su alegría, sea ver por primera vez tanta gente en una fiesta….. no se.……..

-En verdad me sorprende su apreciación Dr.

-Ninguna fiesta es igual, cada cual tiene su particularidad.
En algunas fiestas, cuando entrás, te quedás sorprendido de ver tanta gente que no conocés y sin embargo presentís en el ambiente que algo vas a pasar bien, aunque pueda suceder que el final no sea lo que hubieras esperado.
En otras, puede haber algún inconveniente doméstico, alguien que por la emoción, casi se queda sin aire y la fiesta puede no ser completa.
En otras, por el contrario, la falta de indicios que anuncien “el comienzo de la fiesta”, lo que de alguna manera esperabas que ocurriera temprano, no bien ingresaste, se hace esperar…………, se hace esperar casi de forma exasperante! y de repente, cuando el galope del corazón, irrefrenable en su ansiedad, eso que esperabas, llega como una explosión, al final y toda junta.

Si hacés memoria, debés haber compartido alguna fiesta así o al menos parecida, que te llenara de gozo.
Bueno m’hijo, preparate porque lo mejor viene al final. Sabés por qué?

-Por qué Dr?

-Porque elegí al brindis como corolario de semejante fiesta…… y que brindis!
Este año elegí el champagne más fino, el más espumante, esos que se sirven sólo en esos momentos en que la vida nos lo exige, por el sólo hecho de estar con amigos, con hermanos del alma, con aquellos en los que el torrente espiritual por sí, engalana la fiesta.

-Con tanta gente, que difícil organizarlo!

-Para nada. Me parece que ya viene, preparate, simplemente compartilo, sentilo, estremécete, vibrá!
Sentí tu cuerpo, como el de todos, se convierte en envases humanos, se destapan al unísono, no hacen falta copas para servirlo, escuchá……, escuchá esos abrazos, si si, escuchá el choque de abrazos, ese chin chin casi celestial!
Esas lágrimas latentes, expectantes, volcánicamente desbordantes, se convierten en ese champagne del que te comentaba, que sale a borbotones y que para siempre quedarán presentes en nuestras almas y en la alfombra verde de mi casa, de nuestra casa, la cual quedó como espejada para que en ella desde ahora, se vean todas las constelaciones del universo. Esas estrellas serán nuestra guía de ahora en más.

-La verdad Dr, le agradezco la invitación porque fue la mejor fiesta de mi vida!

-Si lo pensás bien, quizá la mejor fiesta………………….., fue el día que te hiciste tripero.
Hasta siempre m’hijo

-Hasta siempre Dr.


Gabriel Pozzo. La Plata.-

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